Hormiga ( Relatos Propios )



La cabeza sobre los brazos, posada sobre la mesa. El aire era agradable, el sueño de la siesta me había invadido, pero antes de cerrar los ojos, la vi, una diminuta figura delante de mí, era una hormiga. En la posición en la que me encontraba parecía que fuera gigante, lo cual me hubiera asustado, si no hubiera pensado que era un efecto óptico. 

Una idea me invadió la cabeza, voy a escribir sobre la vida de tan pequeño ser. Cogí papel y lápiz y comencé a escribir hasta que las palabras empezaron a desaparecer, hasta que no supe que poner, pues la hormiga había desaparecido. Cuando creía todo perdido, pues la inspiración me había abandonado, apareció de repente al lado de mi brazo, parecía perdida, desorientada, pero aun así vi que tenía un objetivo, acercase a la hoja en la que yo había escrito sobre ella. 

Subió por el lateral del lápiz, y me quede mirándola, pensando que si la observaba, ella me podría aportar sentido a mis palabras. Empezó a caminar sobre la hoja, como si estuviera leyendo, ya que entre las letras se desplazaba y parecía que se detenía cuando una no entendía. Sorprendido, quise ver en ella algún símbolo de aprobación, que levantara sus antenas, cuando algo le gustara o no mostrara su aprobación. Aquellos seres diminutos nunca me habían gustado, su vida ordenada y monótona, con ese carácter militar no me parecía atractiva, pero aquella, en especial parecía la rebelde, la que quería salirse del camino establecido, la que no iba en grupo la que estaba leyendo mis palabras. 

Me hubiera gustado comunicarme con ella, que me contara, si lo que leía le gustaba o era pura basura. Que lastima no conocer el lenguaje de los insectos, de repente se paró, parecía que ya había acabado de leer o eso me pareció, se bajo de las hojas, miro hacia atrás y se fue. No me dio su opinión, solamente se alejó. La seguí con la mirada para ver donde se dirigía y al cabo de un rato la perdí de vista cuando se ocultó bajo unas hojas.

Cual seria su criterio, nunca lo sabré, lo único que puedo asegurar, es que mis palabras no le gustaron, pues no llego a leerlas todas. Rompí la hoja, después de que su fuera y puse mi cabeza entre mis brazos y cerré los ojos, mientras pensaba que mi literatura a las hormigas no gustaba.


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