Criticas de cine : Érase una vez en... Hollywood (2019)

 



Once Upon a Time in Hollywood (Érase una vez en Hollywood) es una película estadounidense de crimen y misterio, dirigida y escrita por Quentin Tarantino.




La cinta fue protagonizada por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Margot Robbie y otros que interpretan a grandes artistas de la época dorada de Hollywood.




La película se estrenó en el Festival de Cine de Cannes el 21 de mayo de 2019, en los Estados Unidos el 26 de julio de 2019 y en el Reino Unido el 14 de agosto de ese año. Ha recaudado 344 millones de dólares en todo el mundo.




El film homenajea también a la época dorada del western en Almería, el que fuera uno de los platós naturales predilectos de Sergio Leone. En la película aparecen varios guiños a Almería, así como a su Desierto de Tabernas, el cual ha sido sede de cientos de rodajes de películas a lo largo de la historia.



La película recibió 10 nominaciones a los Premios Óscar y ganó en las categorías Mejor Actor de Reparto para Brad Pitt y Mejor Diseño de Producción.



Sinopsis


Hollywood, años 60. La estrella de un western televisivo, Rick Dalton , intenta amoldarse a los cambios del medio al mismo tiempo que su doble. La vida de Dalton está ligada completamente a Hollywood, y es vecino de la joven y prometedora actriz y modelo Sharon Tate que acaba de casarse con el prestigioso director Roman Polanski.



Critica


Que puedo decir de esta película, lo primero es que Tarantino ha sido capaz de potenciar el carisma de Brad Pitt y Leonardo DiCaprio. Ellos dos sostienen la película realizando un balance positivo, con momentos brillantes y tanta historia dentro como para poderla considerar una buena película. Es un auténtico trabajo de amor cinéfilo, una orgía de referencias al cine de la época que recrea. Tarantino a lo largo del filme nos demuestra que es un genio de la estructura y de los tiempos. Aunque en algunos momentos es lenta y a veces la trama es confusa, y sus diálogos no tiene todo el ingenio que caracteriza a Tarantino.
Aun así el director juega y disfruta creando un retrato de Hollywood, que como Malditos Bastardos construye una utopía.
La podríamos definir como una comedia de amistad y casi fetichista del Hollywood de finales de los años 60. La fotografía de Robbie Richardson le da color y vitalidad en la que los detalles más insignificantes de un acto se convierten en la razón de ser del siguiente.
En resumen un poema de amor al cine y a la televisión de esa época, un ejercicio de estilo desparejo y estirado. Seductor a ratos, agradable siempre, vacuo en líneas generales y singular sólo en la última secuencia. 


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